viernes, 22 de octubre de 2010

El año del Carro

Josu Sein

Números en un papel en la pared indican todos los meses que independientemente de la percepción subjetiva del tiempo han pasado. Los papeles que indican mi estado celestial anterior caducaron. Lo que pensaba que eran arenas movedizas quizás no sea más que simple barro, un barro que aún me tiene aprisionado aunque pudiera salir de él con una sola mano que me tirara. Resulta necesario comprobar si conservo el sentido del tacto. El oído sigue ahí. Escucho perfectamente las palabras que hace esos meses que indican los papeles no se producían. La latente primavera. Por primera vez puedo ver mi película sabiendo qué fotogramas son prescindibles y cuáles son mejorables. Esos números de la pared no dictan ninguna sentencia. El error de muchos que confundieron la arcilla con el cemento. En la búsqueda de la autonomía compartida la naturaleza debe ser vencida al menos en un primer momento. Ir en contra de la naturaleza para llegar a ser dios. He de recuperar aquella máxima perdida en los años previos a las hojas de la pared. Los espejos se han convertido en objetos de manipulación. Una máscara más encima de la que ya tenemos impuesta. Obsérvate mejor en el reflejo del whisky. Siente que el día de tu nacimiento debe ser el día más importante y digno de celebración. Tú eres lo más importante. Huyendo de ti mismo les das la razón a aquellos que pretenden negarlo. No somos islas, y en el caso de serlo sentimos constantemente el sabor que a través de su humedad nos brindan otras islas. Huir del agua es huir de nosotros mismos. Si en la hora bruja dejas que todos los sueños y pesadillas penetren tu sangre podrás enfrentarte cara a cara a ellos y alargar la hora bruja al margen de la naturaleza y esos papeles de la pared. Estoy preparado para cerrar los ojos y abrir las piernas y la mente. Siempre lo estuve, pero jamás sentí esa necesidad tan apremiante. Ya no bastan aquellas veladas en las que me frotaba en la bañera los muslos con un guante de crin para perpetuar su enrojecimiento con un chorro de agua fría. Es mi sangre la que necesita ser penetrada, y no más derramada. Para no desorientarte, para transformar el miedo en una canción a través del negro bosque, cógeme la mano. Lleva muchos años extendida sin que nadie más que yo la vea. Date prisa en tomarte tu tiempo. Para que algo pueda pasar a ser memoria debe ser primero vivido. El año empieza hoy. Esos números de la pared están siendo utilizados como un artificio destinado al esclavismo. Seamos reyes, bailemos hasta que la carne cambie.

qoSlIj yItIv!

QaparHa'


Josu Sein

sábado, 16 de octubre de 2010

Sinde, Rubalcaba y la cultura del eructo

No ha sido ésta la única vez que he cargado contra la ministra de la incultura por diferentes motivos, y es que Sinde, ese engendro diseñado más bien para el Ministerio de Economía y Hacienda (siempre que sea para mirar por ella y sus amiguetes) y que ya demostró su gran valía como guionista al participar en ese gran truño titulado "Mentiras y gordas", título que le viene que ni pintado a sus propios actos, sigue empeñándose en sumir a España en el tercermundismo europeo sin desmarcarse ni un ápice de las actividades de aquellos a los que su partido denomina oposición para perpetuar el bipartidismo y la dictadura electiva, con anteriores ministros de Educación y Cultura como los mismísimos Mariano Rajoy Division o Esperpenta Agarre. Cómo no, mostrando esa gran imparcialidad que la caracteriza al no reunirse con ningún representante de la otra parte, continúa queriendo adornar el tauricidio al traspasarlo de Interior a Cultura con el apoyo de Rubalcaba, por, según ella, ser un arte de gran vigencia en nuestra sociedad actual. Y la verdad es que hay que darle la razón en la última parte (no en que sea un arte, of course), porque qué mejor actividad que la de los taurópatas para representar al arquetipo del chuloputas machista y violento que consigue que a 4 pseudofeministas se les caigan las bragas, a todo el casperío español, todo lo hortera, el cotilleo, la crueldad y el salvajismo, el antievolucionismo, y un largo etcétera, todas ellas características que definen a la perfección a Hispanistán, congelando de paso la situación económica al poner trabas para que los casi 600 millones de euros que se destinan al año a esta sangría (ahí es nada) se destinen a fines más importantes, ya que tan de moda está el que los taurinos recurran incoherentemente siempre a dicha máxima.

No puedo resistir a la tentación de transcribir aquí íntegramente el magnífico artículo que al respecto ha escrito Ruth Toledano para El País:

LA CULTURA DEL ERUCTO


"Es lo mismo que igualar una melodía de Mozart con un eructo". No se podía haber expresado mejor que como lo ha hecho la portavoz de la Coordinadora de los Verdes de Madrid, Cristina García Moreno: el acuerdo para que las competencias de los toros sean traspasadas del Ministerio del Interior al Ministerio de Cultura "es un insulto a la verdadera cultura". Semejante acuerdo ha sido alcanzado entre el ministro del Interior, el autodenominado socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, y un grupo de hombres, autodenominados matadores, a quienes unos trajes y unas corbatas a todas luces falaces no servían ni para atenuar el sentido de la primera acepción de la palabra matador que recoge el diccionario de la RAE ("Que mata") ni para disimular el sentido de la tercera ("Muy feo, extravagante, de mal gusto"), hombres de esos que para las fotos con ministros se plantan muy tiesos ante la cámara, como si fueran hombres rectos y no matadores, y abren demasiado las piernas, haciendo gala de la chulería postural propia de los matadores y no de la presencia de hombres de una pieza que pretenden así. Generalmente, y para simular una formalidad imposible en un matador, se tapan la entrepierna con las manos enlazadas, a modo de concha protectora y como si se tratara de un gesto preventivo de terribles tormentos, acostumbrados como están a que a un individuo que agoniza a sus pies se le corte alegremente el rabo.

"Nos sentimos artistas", dice el matador Manzanares. Como si sentirse algo supusiera automáticamente la posesión de ese algo. Bien, matador Manzanares, tú podrás sentirte lo que quieras o puedas, pero entre lo que uno siente y lo que uno es existe en demasiadas ocasiones el abismo de un delirio: algunos locos se sienten Napoleón Bonaparte, y no lo son; algunos asesinos en serie se sienten dios, y tampoco, ¿verdad? De dios sabéis mucho los matadores, que siempre andáis besando medallitas, antes de entrar a matar, o elevando los ojos al cielo con unas orejas recién cortadas en la mano, unas orejas aún calientes, las orejas de un individuo que agoniza a tus pies. Así que como argumento no nos sirve, Manzanares. Y lo que tiene gracia (bemoles, dirían los de las piernas abiertas, aún desconociendo que la bemol tiene mucho más que ver con Mozart que con el descabello), lo que tiene maldita la gracia es que la impunidad de alguien frente al dolor que le inflige a otro dependa de un simple reflexivo: lo que él "se siente" permite que desprecie lo que el otro "siente".

En fin, delirados hay, como decíamos, en todas partes. Lo delirante es que se les dé bola, como quien dice. Máxime si se la da un ministro de Interior y, no digamos, una ministra de Cultura. Pero la deriva del Gobierno español es tal que hasta confunde a Mozart con un eructo. Después del espectáculo de patio también de luces que el partido autodenominado socialista nos ha dado en Madrid, Jiménez va, Gómez viene, y con la que le está cayendo encima al Ejecutivo, incluida la salva de fachas que se le han alzado a la chepa a Zapatero en la parada militar hispánica, no se les ocurre mejor idea para aportar algo de brillo a su maltrecha imagen que dedicarse a la gastroenteritis cultural: la práctica política del regüeldo. Porque "aunque la tortura se vista de seda, tortura se queda", como señala Marta Esteban, presidenta de la plataforma La Tortura No Es Cultura. Porque de seda se visten los matadores para que brille más el oro que la sangre, pero la de la arena se queda, espesa, derramada, y no hay brillos que la tapen sino areneros que la barren, y que no son precisamente modelos, aunque se vistan de Loewe o Armani, como Cayetano. Sánchez Dragó los representó muy bien en una reciente mascarada goyesca, que se llevó a cabo en la plaza de Ronda: fue barrendero de heces.

Todo esto tendría mucha gracia (no de la de los bemoles, sino de la otra, de la de reírnos mucho con determinadas pintas) si no fuera porque las heces que el Gobierno socialista considera cultura y que se barren en la arena proceden del terror y de la diarrea provocada por los sulfatos que les ponen a los toros en el agua para que salgan a la plaza débiles y desorientados. En la arena, las heces se mezclan con la sangre derramada. La sangre que el Gobierno socialista considera cultura y que se desborda de un cuerpo martirizado para ilustrar a los presentes en el arte de hacer sufrir. No tiene ninguna gracia: supone una involución en el desarrollo de este país. Pero además supone ignorar el sentir de una mayoría ciudadana que no necesita vestirse de comunión y abrirse de patas para defender la obviedad: que los toros y los caballos padecen indecibles sufrimientos físicos y psíquicos, que torturar a un animal, un herbívoro, hasta la muerte es un espectáculo indigno. Los antitaurinos no entendemos cuál es la razón para hacer este traspaso y muchos taurinos, tampoco.

A mí me da en la nariz (¡qué peste!) que es un empeño de la ministra de Cultura, que tiene que dar la cara ante esos amigos taurinos que ven en su mandato una oportunidad de oro y grana. ¿Qué se puede esperar de alguien que escribe: "Los picadores son mi personaje favorito en esta función. Florito, sí. Florito y sus cabestros"? Y Rubalcaba haciéndose la foto con los matadores. Una función, no, esto es un circo romano. Eructo va, eructo viene. Qué asco.


¡¡¡OLÉ!!!

martes, 12 de octubre de 2010

12 de octubre: Día de la Hispanidad o de la Raza

Estuve una vez "discutiendo" con alguien que defendía a los españoles en el genocidio de los indígenas americanos. Decía que fueron los ingleses los artífices de tal masacre, mientras que los piadosos españoles se dedicaron a crear escuelas para los pobres y analfabetos indios que vivían en la miseria, como si la situación de los actuales habitantes del llamado tercer mundo fuera comparable a la de aquellos pueblos sumamente inteligentes y con culturas avanzadas y como si las reales prácticas bárbaras de algunas de esas culturas (no todas) justificara la mayor barbarie de los conquistadores cristianos, obviando además el hecho de que la función de dichas escuelas no fue ayudar a los indígenas, sino forzarlos a convertirse al cristianismo y perder su cultura. Pero es más, es falso que los españoles no fueran los artífices de tal masacre. Y es que no quisiera yo que nadie me comparase con esperpentos como Hugo Chávez y Evo Morales con su polla transgénica, pero ya dejó clara la realidad de aquellos hechos en 1552 Fray Bartolomé de las Casas, que conoció a Colón siendo niño (no olvidemos el origen del término colonizar) en su "Brevísima relación de la destrucción de las Indias":

"Ellos construyeron una picota lo suficientemente larga como para que los pies pudieran tocar el piso y de esta forma prevenir la estrangulación, y así, los colgaban de a trece indios por vez en honor de Nuestro Salvador Jesucristo y los doce Apóstoles... Después, paja era envuelta alrededor de los cuerpos destrozados y quemados vivos."

Y es que esto es lo que se celebra el día de hoy:

"Yo escupo al Dios Cristiano. Cuando el Dios Blanco llegó con los españoles, los indios trajeron frutas y tortas de maíz y chocolate. El Dios Cristiano Blanco procedió a cortarles las manos" (de "Tierras del Occidente" de William Burroughs)